¿Por qué mi perro come caca?

Una de las conductas que no gustan de los perros y que es motivo de consulta, además de preocupación, es la coprofagia. Lo que simplificado podemos decir como comer heces, comer caca. Pueden ser de ellos mismos (autocoprofagia), otros perros u otros animales (alocoprofagia), normalmente herbívoros, como vacas, caballos, conejos.
Los perros no son los únicos animales en los que se observa la coprofagia. Parar roedores, conejos, es necesario para el aporte de nutrientes esenciales. Dada su fisiología, la absorción se produce en el tracto intestinal inferior, a cargo de bacterias.


Otros animales en los que se observa la coprofagia, aunque en menor medida son caballos, primates, porcinos y hasta humanos. Aunque parezca extraño, hay documentados tratamientos médicos con siglos de antigüedad con heces humanas fermentadas. Y ahora que se habla tanto de los beneficios del trasplante de microbiota fecal (TMF) en casos de infección por la bacteria clostridium difficile, y de su potencial en otros trastornos, quizás no suene tan raro.

Quizás hayas leído sobre las causas de este comportamiento y entonces llegado a la conclusión de que no se conocen con certeza. Y depende de dónde leas o escuches, tendrás diferentes explicaciones y distintos métodos de actuación.
Unas veces se darán herramientas de modificación de conducta, o incluso recomendarán productos que tratan de inhibirla por considerarlo una conducta anormal.
Otras veces el consejo es no hacer nada. Entendiendo que es una conducta normal en los perros.

¿Pero, es normal que los perros coman heces?


Entre normal y habitual hay diferencias, matices. En algunos estudios se ha visto que sí es una conducta bastante habitual, pero eso no significa que no haya una causa para que se produzca.
Por ponerlo en porcentajes, parece que la mita de los perros han tenido alguna vez un caso de coprofagia en su vida, y el 28% lo presenta de forma recurrente. Se puede estimar en base a otras encuestas que alrededor de un 20% de la población canina muestra coprofagia, de congéneres.

Entonces, ¿por qué el resto, que es la gran mayoría, no presenta este comportamiento?.

Solo con este dato, deberíamos considerar que es una conducta que se muestra en los perros, pero no parece ser normal. Hay una motivación que en la mayoría de los perros, no se presenta.
Estos estudios, de la facultad de veterinaria de California, han visto en una muestra de casi 1500 perros, que un 16% tenían comportamiento coprófago, con una frecuencia en la ingesta de heces (de otros perros) de más de 6 veces visto. Este porcentaje se incrementaba hasta el 23% con perros vistos ocasionalmente. No existían patrones de edad, dieta o formas de educación temprana. Sin embargo, los propietarios identificaron cierta “glotonería” como rasgo de su conducta y había una mayor prevalencia en hogares con más de un perro.

También se observó más la conducta en perros de razas terrier y sabuesos. Al respecto del comportamiento, se utilizaron en el experimento productos y técnicas de modificación de conducta para tratar de eliminar esta conducta, y el éxito de ambos fue nulo, lo que llevó a los investigadores a indicar que no se cambia fácilmente.

Como hipótesis establecieron la posibilidad de que la conducta fuera heredada del lobo ancestral y adaptada. Tendría como base la idea de hacer desaparecer heces frescas, de menos de dos días, para evitar la proliferación de parásitos intestinales cerca de la guarida. Estos parásitos en forma de larva eclosionarían después de dos días, con lo que la ingesta de las heces, lo evitaría.

¿Cuál es la causa de la coprofagia?

Quizás no deberíamos hablar de la causa de la coprofagia en perros, sino de las causas. Y hay indicios para suponer que el origen de las mismas puede ser conductual, pero también fisiológico.
Hay distintas situaciones en las que se ha observado este comportamiento, y entender a qué se debe, es interesante para valorar qué podemos hacer, si es que debemos hacer algo.

En revisiones de estudios y de literatura, se pueden listar una serie de circunstancias en las que se ha visto este comportamiento. La lista a continuación puede ayudarte, junto con la observación y la consulta con un profesional, a establecer la motivación individual de tu perro.

  • Las madres comen las heces de sus cachorros. La explicación etológica puede estar en la protección de la camada frente a depredadores, que por el olor podrían detectarles fácilmente. Por otro lado, es una forma de mantener limpia la zona y prevenir parásitos e infecciones. Es una conducta natural.
    Esta conducta se observa a veces en refugios o perreras con jaulas donde el espacio es insuficiente. El perro ingiere las heces en un mismo intento de mantenerlo limpio. Esto ya no es natural, sino que obedece a un problema del entorno que se debería resolver.
  • Conducta exploratoria, que se puede observar en perros jóvenes, pero también en adultos. Los perros descubren su mundo a través de los sentidos. El olfato es el más desarrollado, pero en un intento de obtener información adicional, en ocasiones vemos que utilizan el gusto. Lo hacen con objetos, también con orina de otros animales, y heces.
  • La coprofagia se ha relacionado con la ansiedad y el estrés. En diferentes contextos. Por lo que, en este caso, sería conveniente valorar otros aspectos conductuales y el entorno.
    La coprofagia se relaciona con los mecanismos del estrés y la respuesta del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, que liberaría hormonas catecolaminas del estrés en el torrente sanguíneo y activaría una respuesta del sistema nervioso simpático. Lo que se nombra muchas veces como la respuesta de estrés lucha/huída/congelación. En esta área, también se controla la selección de los alimentos.
    Dentro de esta categoría podríamos incluir aquellos casos en los que el perro ha podido asociar las heces con un castigo. Es el caso del aprendizaje de higiene a través de aversivos. Algunos perros muestran autocoprofagia en un intento de hacer desaparecer lo que interpretan como el motivo del castigo.
  • Comer heces podría tener una motivación medicinal. Podría tener una causa orgánica y el perro de forma instintiva estaría tratando de auto sanarse, con la ingesta de heces que contienen material microbiano, probióticos que obtendría de forma natural en su entorno. En la literatura se atribuye a fallos o mal funcionamiento pancreático. También parásitos, en concreto la rabia puede tener como síntoma asociado la coprofagia.
    O podría deberse a un mal funcionamiento del sistema digestivo, que produciría unas heces con material no digerido, susceptible de volver a ser ingerido.
  • Una dieta pobre en nutrientes (hay indicios de falta de tiamina) o fibras podría hacer que el animal intentase obtener esos nutrientes en el material fecal a su alcance. Incluso una dieta insuficiente en cuanto a cantidad.
    También podrían ingerirse heces como una forma de complementar la dieta. Algunas heces pueden contener material no digerido que el perro detecta y encuentra llamativo e interesante. O con material que puede contribuir a su sistema digestivo, como se cree que es el caso de las cacas de conejo, que contienen enzimas digestivas.

¿Qué puedes hacer para evitar que tu perro coma caca?


Las terapias conductuales o el uso de productos inhibidores parecen tener un éxito cuestionable. Además, debemos ver esta conducta como una forma de comunicación del interior de nuestro perro.
Por otro lado, debemos plantearnos los riesgos que esta conducta supone.
Se han documentado casos de intoxicación por la ingesta de heces humanas que contenían fármacos o drogas. Algunos, con un desenlace fatal.
No podemos obviar que desconocemos el contenido de las heces, incluso en la naturaleza, éstas pueden contener medicamentos o parásitos.
Existen experimentos en los que se ha trasplantado materia fecal de personas con ansiedad y depresión a ratones sanos, y en poco tiempo han desarrollado síntomas similares a los de la patología. Por tanto, debemos suponer que ese material microbiano que ingiere el perro, puede tener otras consecuencias.

Por todo ello, y volviendo al punto inicial en que no se debe confundir habitual con normal, soy partidaria de encontrar las causas, y resolverlas. También entendiendo que un caso puntual, no es motivo de preocupación.

Hay distintos motivos por los que puede estar sucediendo. Te toca investigar, y observar.
Algunas cuestiones que te pueden servir de base, ¿en qué momentos come caca?, ¿desde cuándo?, ¿qué tipo de caca come, propia de otros animales, de cuáles?.

Establece patrones, que pueda haber relacionados con su estado emocional, con su ingesta normal de alimento.
Valora la dieta. ¿come suficiente?, ¿es equilibrado?, ¿absorbe bien sus alimentos (mira sus cacas!!)?.

Mi recomendación sería descartar que exista una patología o causa orgánica. Podemos consultar directamente con el veterinario si hay otros indicios, síntomas o sospecha de enfermedad.
Por otro lado, valorar si la causa puede estar relacionada con el estrés del entorno, con la dieta.

Y recuerda, si quieres cambiar las cosas, no hagas siempre lo mismo.

Referencias

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