No es lo mismo “estar bien”, que tener “BIENESTAR”

Y no deberías conformarte

El bienestar animal es una disciplina en evolución constante, impulsada por la ética, ciencia, legisladores y la necesidad de ofrecer vidas dignas a los animales que dependen de nosotros.

Un estudio de la Sociedad Zoológica de Chicago propone que uno de los indicadores más prometedores de bienestar en animales cautivos es la diversidad conductual: la variedad de comportamientos naturales que un individuo expresa espontáneamente.

Según se deduce de la investigación, los animales que presentan un repertorio más amplio de estas conductas presentan menor estrés y mayor bienestar emocional.

Además, y lo que es probablemente más importante, cuando se realizan intervenciones de enriquecimiento ambiental y se les da la oportunidad, esa diversidad de conductas naturales aumentan. Y disminuyen otras como las estereotipias, que se asocian con ansiedad y estrés. Esto queda reforzado y validado con la medición de marcadores fisiológicos del estrés, que también disminuyen.

Este hallazgo es clave para quienes convivimos con perros. Porque como hemos de reconocer, son animales cautivos, en gran medida controlados y restringidos. Sus horarios, sus paseos y tiempos, zonas de acceso, sus relaciones sociales, su descanso y sus decisiones, o aspectos tan básicos como dónde y cuándo orinar o defecar están sujetos a nuestras rutinas y prioridades. Y aunque muchos tutores creen que su perro “está bien”, la pregunta es: ¿tiene bienestar?

Del mínimo ético al bienestar positivo

Durante décadas, el bienestar animal se definió y casi se podría resumir por la ausencia de sufrimiento. Un marco necesario que se conocía como Las Cinco Libertades del Bienestar Animal.

En 1965, tras la creciente preocupación pública por el bienestar de los animales de granja intensiva en el Reino Unido, el gobierno encargó un informe a un comité de expertos. Este informe sentó las bases para el marco conceptual moderno de bienestar animal que se conoce como las “Cinco libertades”:

Libertad de hambre y sed: garantizar alimento y acceso a agua fresca

Libertad de incomodidad: proveer de refugio y una zona de descanso confortable.

Libertad de dolor, lesiones y enfermedades, y atención médica.

Libertad para expresar un comportamiento normal: espacio suficiente, instalaciones adecuadas y compañía de otros animales de su especie.

Libertad de miedo y angustia, y sufrimiento mental.

Estas libertades, se consideran unos mínimos, insuficientes. Por eso han evolucionado en el tiempo, avanzado y ampliado, a nuevos modelos más como los Cinco Dominios del Bienestar (Mellor, 2016), que incluyen no solo el estado físico y nutricional del animal, sino también su entorno emocional.

O las propuestas como las Oportunidades para Prosperar (Brando & Buchanan-Smith, 2018), que van aún más allá, considerando que el bienestar no es ausencia de dolor, sino presencia de interacción, agencia, exploración, disfrute y vínculo.

Incluso la conocida pirámide de necesidades, basada en Maslow, ha sido reinterpretada en clave animal. En lugar de ver el bienestar como un peldaño final al que se accede al cubrir necesidades inferiores, hoy entendemos que todas ellas se interrelacionan, y que, sin experiencias emocionales positivas, no hay equilibrio ni salud mental.

Diversidad conductual: la clave observable del bienestar

La diversidad conductual es la expresión de múltiples comportamientos naturales de forma variada y adaptada al contexto. En perros, esto se traduce en la práctica en acciones como:

  • Explorar libremente y usar el olfato con calma
  • Jugar de forma espontánea con objetos, personas o congéneres
  • Masticar, cavar, esconder, manipular
  • Estirarse, revolcarse, descansar según necesidad
  • Pedir o evitar contacto social
  • Elegir rutas, ritmos, lugares o actividades en función de sus preferencias

Cuanto más rico y variado es este repertorio, más probable es que el animal esté emocionalmente equilibrado. Por el contrario, cuando el perro vive en un entorno pobre en estímulos, hiper controlado o rutinario, su comportamiento tiende a reducirse y se observan con menos frecuencia este tipo de conductas.

Este patrón de pérdida de diversidad conductual es común en perros que presentan ansiedad y estrés.

Ansiedad y represión conductual: una paradoja cotidiana

En mi libro La cruda ansiedad canina expongo cómo la ansiedad es multifactorial. Quiere decir que son distintas causas las que provocan el desequilibrio y los síntomas de ansiedad, y estrés crónico.

Entre estas causas, están algunas de carácter educativo y del estilo de vida. Vivir sin posibilidad de tomar decisiones, sin control y predictibilidad sobre su entorno, sin agencia, exceso de incertidumbre y falta de rutinas.

Y aquí se da una paradoja frecuente. Ante “problemas de comportamiento” que son una respuesta al estrés, se tiende a buscar inhibir, eliminar la conducta. Cuando en realidad lo que tenemos que hacer es poner distancia, ampliar el enfoque y valorar cómo es el entorno del perro.

Cuanto más restringimos la conducta para que “esté tranquilo”, más inhibimos su naturaleza. Así, puede parecer que el perro “se porta bien”, deja de ladrar, reclamar, pero en realidad su bienestar está comprometido. Y eliminando esa “queja”, ese comportamiento que lo señalaba como una alarma de que algo no está bien, no hemos mejorado su bienestar. Aunque nos haga pensar que “está bien”.

Sobre estudios como el que te traigo podemos reflexionar. Observar cómo nuestro perro se comporta. Analizar cómo es su entorno, alejarnos de los mínimos y aspirar a máximos que garanticen su bienestar. Podemos y debemos dar opciones de que desarrollen conductas naturales, y más.

¿Cómo fomentar el bienestar desde casa?

  • Facilitando conductas naturales: Permite que tu perro explore durante el paseo sin marcarle siempre el ritmo ni el recorrido. Anímale a olfatear con calma, buscar rastros, cavar en tierra blanda si lo desea, o revolcarse en hierba mojada sin reprimirlo de inmediato. Ofrécele objetos que pueda morder, manipular o esconder, como juguetes rellenos, ramas naturales o trozos de tela. Juega con él de forma libre, sin exigirle obediencia continua, y respeta cuándo quiere parar o iniciar el juego.
  • Enriqueciendo el entorno: cambia rutas, ofrece retos mentales, olfativos, introduce superficies y texturas nuevas, masticación, sonidos, distintas forma de contacto, toque y sensaciones.
  • Permitiendo control y agencia: deja que tu perro elija, al menos en ocasiones, el momento de salir o descansar, qué camino tomar, con quién interactuar o cuándo detenerse. En qué zona de la casa descansar, si quiere o no entrar en un espacio nuevo. No le llames siempre, y deja que elija acercarse a ti. Ofrece varias opciones donde beber, nuevos alimentos, o juguetes.
  • Fortaleciendo un vínculo seguro, desde la relación y el cuerpo:
    Construye un apego seguro actuando de forma predecible y emocionalmente coherente. Esto implica estar disponible y presente sin exigir, validando sus señales, acompañando en momentos difíciles sin forzar, y ofreciendo seguridad sin sobreprotección.

El contacto físico también puede ayudarte a consolidar este apego seguro. Momentos de masaje relajante, caricias lentas, reposar juntos o incluso técnicas de toque terapéutico pueden reforzar la conexión, mejorar la percepción corporal y reducir el estrés, y recuperar la seguridad. Siempre respetando los límites y preferencias del perro.

  • Revisando alimentación y salud digestiva: Con una dieta adaptada a sus necesidades individuales, variada, nutritiva y con ingredientes de calidad. Una alimentación que permita medrar y que apoye no solo su salud digestiva, sino por su relación, la metabólica y emocional.
  • Observando su diversidad conductual como termómetro emocional: como hemos visto, la variedad de comportamientos que tu perro expresa a lo largo del día puede darte una imagen clara de su bienestar.

¿Cuántas conductas puedes identificar? Variedad de movimientos, gestos, actividades por iniciativa propia, interacciones, exploración, etc. ¿O repite siempre los mismos gestos, parece apagado, reactivo o dependiente?

La falta de diversidad conductual no solo empobrece su vida: puede ser uno de los primeros signos de malestar emocional. Aprende a mirar más allá de la pasividad, la inmovilidad, la obediencia o el silencio: lo que tu perro hace, o lo que ha dejado de hacer, es información, comunicación. Léelo!

El comportamiento como ventana al bienestar, o al malestar

“Uno de los más fiables indicadores del bienestar general del perro es el comportamiento.”

Esta cita de Miller (1996) abre La cruda ansiedad canina y encierra una verdad que guía todo mi trabajo: la conducta no es el problema, es el síntoma. Lo que tu perro hace, o deja de hacer, refleja cómo se siente, cómo vive y qué necesita.

Gracias a estudios como el comentado, sabemos que no basta con observar si el perro tiene “buen comportamiento”. Hoy entendemos que uno de los mejores indicadores de bienestar es la diversidad de conductas naturales, pero también sabemos que otros comportamientos nos están diciendo lo contrario.

La falta de iniciativa, la hiperactividad, los ladridos excesivos, la reactividad, la dependencia, destructividad y mordidas, o incluso falta de higiene son señales de malestar. Que no solo tiene que ver con aspectos más educativos. A menudo es la consecuencia de un desequilibrio interno con más de una causa.

Parte de nuestra responsabilidad hacia los perros es aprender a mirar con más profundidad. Evaluar si tienen cubiertas sus libertades básicas es un buen punto de partida, pero hemos de poder reconocer qué factores cotidianos como una dieta inadecuada, la exposición a tóxicos, el dolor, trauma, predisposición genética o causas orgánicas, están afectando a su estado emocional y físico.

En La cruda ansiedad canina encuentras todas estas dimensiones con un enfoque integral, ejemplos prácticos y recursos. Porque tras un problema de conducta hay información que hay que descifrar, para poder poner soluciones.

Y si sientes que necesitas apoyo personalizado, trabajo con familias de forma presencial cerca de Barcelona o en formato online desde cualquier parte.

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