¿Qué necesitan los perros de nosotros?

Una cosa es establecer cuáles son las necesidades básicas de los perros, claro, desde nuestro punto de vista. Es decir, lo que creemos que necesitan. Que es algo que se basa y se adapta de lo que creemos que nosotros mismos necesitamos.

Se toma de modelo la pirámide de necesidades de Maslow, que aunque muy popular, también ha sido discutida y se puede cuestionar si no se deberían unificar las necesidades biológicas con las emocionales, ya que éstas últimas estarían a un nivel igual de importante en cuanto a supervivencia.

Y por otro lado, el propio Maslow avanzaba la posibilidad de que sus escalones podrían variar dependiendo de cada individuo, y circunstancias, e incluso alguno no ser considerado.

Una cosa es lo que creemos que necesitan…

Otra lo que necesitan de verdad, y otra lo que necesitan de nosotros. Estas dos podríamos relacionarlas, porque después de todo, somos sus proveedores. Además de compañeros, referentes, o guías.

Proveedores de seguridad, alimento, agua, cobijo, de contacto social, pero también debemos serlo de libertad y de opciones.

Y así es, en la gran mayoría de los casos, decidimos qué comen y cuándo, cuándo salen y dónde, con quién se relacionan, dónde y cómo duermen, cuándo y dónde hacen sus necesidades, cuándo y con qué juegan, qué y cómo aprenden.

Y otra lo que necesitan de verdad………..

Por encima de todo, y esto no es más que una opinión, los perros necesitan seguridad. Sentirse seguros les permite pasar a otros escalones de sus necesidades, incluido la comida o bebida y otras necesidades biológicas. Más si entendemos el alimento en su máxima expresión, que no sería llenar el estómago con algo que más o menos puede ser digerido, sino con alimentos apropiados y nutritivos, que funcionan como energía imprescindible para cuerpo y mente. Motor de buena salud y bienestar.

Necesitan y muchas veces no prestamos demasiada atención es a poder comunicarse y especialmente, a ser comprendidos. Y esto es algo que requiere de esfuerzo por nuestra parte, de informarse sobre el lenguaje canino en general y observar a nuestros perros para descifrar sus señales, en particular. De ser coherentes y claros con nuestra comunicación corporal y oral, para evitarles confusión, frustración y facilitarles la convivencia.

Necesitan que también seamos claros y justos en el establecimiento de aprendizajes, y que elijamos los formas respetuosas de ayudarles a desenvolverse de forma eficaz en nuestra sociedad.

Necesitan sentir que tienen control de su vida, y que tienen opciones. Por lo que debemos definir momentos, espacios y situaciones en las que deciden, y que sean los máximos posibles.

Necesitan sentirse libres. Y esto es quizás lo más complicado de garantizar. Porque si nos paramos a pensar lo que ya recogía en su libro Mark Bekoff (Perros sueltos y libres), los perros son cautivos. Ni han elegido vivir con nosotros, ni pueden elegir dejarnos. Muchos permanecen confinados día tras día (y ahora, todos sabemos en mayor o menor medida qué es eso), esperando a sus paseos para pisar la calle y nuestras indicaciones para el resto de actividades. Que, también en muchas ocasiones, se han ajustado a nuestras necesidades y no las suyas.

En ocasiones puede resultar complicado comprender a nuestro perro, y por eso nos preguntamos cómo saberlo. Mi recomendación s que lo intentes tú, pero si ves que resulta complicado puedes contar con asesoramiento personalizado para ti y para tu perro

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