La estrecha relación entre nutrición y comportamiento

De manera general y simple, el comportamiento se define como el conjunto de respuestas coordinadas a estímulos internos o externos. Estas respuestas son debidas a reacciones emocionales, que internamente se regulan a través de hormonas y neurotransmisores, y que durante mucho tiempo se pensó que no tenían nada que ver con la nutrición. Pero que ahora sabemos no solo existe, sino que es de vital importancia.

Desde la ciencia se están realizando numerosos estudios con humanos y animales para tratar de detallar y explicar esta relación, y cómo suceden los procesos que la evidencian a nivel fisiológico. Sin embargo, a nadie nos hace falta profundizar en investigaciones para tener evidencia de algo que podemos experimentar en nosotros mismos y también en otros con los que convivimos o nos relacionamos.

Cuando tenemos hambre, por ejemplo, el impacto en nuestro comportamiento es directo. Nos podemos poner más nerviosos, a veces irritables, nos sentimos más lentos, perdemos concentración e incluso en casos extremos, podemos desvanecernos. Es la respuesta de nuestra mente y nuestro cuerpo a esa situación. Lo mismo sucede con la ingesta de dulces en niños y alteraciones en la concentración o hiperactividad, o con algunos alimentos difíciles de digerir que nos producen dolores de cabeza, malestar, insomnio, etc.

El problema lo tenemos cuando esto se prolonga en el tiempo, aparecerán problemas de salud, o de comportamiento, que no atribuimos a la dieta, pero que podría ser el origen. Esta relación, es además bidireccional y un círculo vicioso difícil de romper. Problemas en nutrición pueden originar problemas comportamentales, y problemas anímicos y de comportamiento derivan en malas absorciones y problemas de carencias nutricionales, que, a su vez, agravan los primeros.

¿Cómo afecta la dieta al comportamiento de nuestros perros?

Como en los humanos, el tracto digestivo de los perros tiene una relación directa con el cerebro. De hecho, es cada vez más frecuente escuchar o leer referencias al tracto digestivo como “el segundo cerebro”. Ya Hipócrates escribió que todas las enfermedades empiezan en el sistema digestivo, ahora la ciencia le da la razón y nos ofrece la evidencia a lo que ya se intuía.


Publicaciones científicas y estudios indican que un importante porcentaje de la segregación de serotonina (la conocida hormona del bienestar emocional, o la felicidad) se produce en el intestino, y es transportada a través del nervio vago al cerebro. Provoca reacciones químicas que condicionan las respuestas emocionales y conductas.

La salud del sistema digestivo es, por tanto, fundamental para que todos los procesos bioquímicos necesarios para el bienestar mental y buen funcionamiento del resto de sistemas orgánicos del cuerpo. Y de manera bidireccional, se ve afectado y sufre disfunciones cuando el organismo se somete a situaciones o agentes emocionales estresantes de manera crónica.


En el caso de los perros hay algunos aspectos nutricionales concretos que se han investigado y que se relacionan con el comportamiento. Por un lado, está la incorporación de fibra en la dieta para favorecer la saciedad, y con ello, un estado de ánimo tranquilo y menor ansiedad. Por simplificar sería; perro sin hambre, perro contento.
Por otro lado, el cómo una dieta con suplementos para perros con ácidos grasos omega 3 y triptófano podría impactar en la secreción de serotonina y dopamina, y con ello favorecer los procesos cognitivos, el bienestar emocional, modificar conductas ansiosas, agresivas, o la tolerancia al estrés en los perros.

Añade vegetales de hoja verde a la alimentación de tu perro

También la ciencia ha aportado conclusiones a través de las investigaciones realizadas en humanos que podrían extrapolarse a nuestros perros. Por ejemplo, se ha descubierto que las dietas ricas en vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales pueden disminuir el comportamiento antisocial, incluida la violencia. O los cambios de comportamiento relacionados con el envejecimiento, como los déficits cognitivos y la demencia, junto con los cambios de comportamiento asociados, se ven disminuidos cuando se enriquece la dieta canina con antioxidantes y ácidos grasos esenciales.


Asimismo, también se relacionan las dietas altas en carbohidratos, como las comerciales ultra procesadas, con desórdenes conductuales como la hiperactividad y la hipersensibilidad a estímulos cotidianos. Dado que los perros no los requieren nutricionalmente, una de las medidas que podemos fácilmente considerar es reducir aquéllos con un alto índice glucémico, que se vinculan con la segregación de insulina. Un proceso que, crónicamente, resulta en inflamación celular y enfermedad. E incluir en cambio en la dieta vegetales, frutas y hierbas con propiedades medicinales.


Muchos especialistas en nutrición natural canina, apuntamos a una dieta fresca, variada y biológicamente apropiada a la especie como la mejor opción. La inclusión de fibras fomenta una mayor salud intestinal y el apoyo de suplementos naturales junto con hierbas medicinales es una alternativa interesante a considerar.

Es importante matizar que una dieta se puede equilibrar naturalmente, incluyendo variedad y rotación de alimentos. Por lo que los suplementos sintéticos no serían necesarios en perros sanos.

Si tienes dudas sobre cómo introducir la dieta natural a tu perro o quieres saber si la que tiene está bien balanceada. O simplemente quieres completar su alimentación de forma sencilla, tengo un servicio de asesoramiento personalizado para ti.

¿Cuándo el comportamiento afecta a la nutrición?

Como se suele decir en muchas ocasiones, puede ser complicado establecer qué es antes si el huevo o la gallina. Pero lo cierto es, que el estrés y estados emocionales desequilibrados tienen un efecto inhibitorio en la absorción de nutrientes a nivel del intestino. Por lo que, incluso con dietas balanceadas, podemos encontrarnos situaciones en las que el perro y los distintos sistemas orgánicos, no reciben el aporte necesario de nutrientes.

Es por eso que la dieta no es una única solución, pero sí debe analizarse siempre cuando tenemos un perro con problemas de comportamiento. Y debemos tener presente que es un factor vital para mantener el equilibrio del organismo, y que fácilmente puede causar problemas cuando no es óptima.

Además, existen otros cofactores ambientales que debemos observar. Relacionados con la nutrición estarán algunos como los tiempos en las comidas, los números de tomas, incluso el recipiente donde alimentamos a nuestros perros.

Unos horarios estructurados en las comidas contribuyen a la segregación de ghrelina, también llamada la hormona del hambre, que se segrega durante el ayuno y genera una respuesta en el cerebro que induce a comer. Una dieta con fibra ayuda a mantener estos niveles más bajos durante más tiempo y en el caso de los perros, se traduce en un comportamiento tranquilo entre comidas.

Regular estos tiempos y adaptarlos al metabolismo a nivel individual puede repercutir en la conducta. Como también puede hacerlo la forma en que les alimentamos, y el recipiente que utilizamos.

Hay muchos profesionales de la nutrición y la educación canina que recomiendan no utilizar un plato, sino en la medida de lo posible, repartir la comida en distintos recipientes, en el suelo, o jardín, según en caso, y no mezclar los alimentos, sino dar la oportunidad de elegir. Esto incrementa la satisfacción, y bienestar mental de una actividad tan importante en los perros como es la alimentación, y que está muy vinculada a sus más primitivos instintos.

No solo la nutrición impacta en el comportamiento

Las toxinas van a ser algunos de los factores más impactantes en la salud y el comportamiento de nuestros perros, con presencia en todo nuestro entorno. La comida, cuanto más procesada, más químicos va a tener. También el agua, el aire que respiramos, los productos de limpieza, las ondas electromagnéticas de nuestros dispositivos electrónicos, medicamentos, vacunas, la lista es muy larga y merece una publicación completa.

La educación es probablemente el principal pilar desde el que se afrontan los problemas de comportamiento y los desequilibrios emocionales en los perros. Pero recuerda, que antes de lanzarte en procesos de modificación de conducta, el análisis completo del entorno y evaluación de las necesidades del perro es el punto de partida. ¿Quieres saber si las necesidades de tu perro están atendidas?

Algunos cambios pueden ser suficientes y es un enfoque mucho más respetuoso, amable y sencillo para conseguir devolver la estabilidad emocional a tu perro. Y que su comportamiento o lo que considerabas un problema, desaparezca.


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